Redacción EntreMes | publicidadentremes@gmail.com
En medio de un clima de incertidumbre y posturas encontradas, expertos y sectores ciudadanos insisten en la urgencia de abrir un diálogo nacional serio sobre el futuro de la minería en Panamá, una conversación que debe ir más allá de consignas y centrarse en lo que conviene al país.
A raíz del fallo que declaró inconstitucional el contrato minero anterior, el gobierno nacional ha mantenido la actividad suspendida, mientras trabaja en establecer una hoja de ruta que priorice el interés público, el empleo y el cuidado ambiental.
Voces de distintas regiones del país, incluidas zonas impactadas directamente por la operación minera, han manifestado preocupación por el desempleo generado tras el cierre, pero también por los posibles daños ambientales acumulados.
“Panamá no puede seguir estancada. Necesitamos una decisión responsable, sin improvisación, que tome en cuenta los datos técnicos, el impacto ambiental real y las oportunidades de desarrollo sostenible”, opinó un representante de la sociedad civil durante un reciente foro local.
El economista René Quevedo mencionó que “la generación de empleo tiene que ser la obsesión nacional, pero la generación de empleo privado. El Estado no puede ser el único generador de empleo formal con plata prestada”.
Se estima que el precio del cobre se mantiene en niveles históricos, lo que representa una oportunidad económica. Sin embargo, especialistas advierten que cualquier proyecto debe venir acompañado de estrictos controles ambientales y transparencia total en su ejecución.
Organizaciones productivas, ambientalistas y líderes comunitarios coinciden en que es momento de dejar de lado la polarización y construir una salida con visión de país, donde el desarrollo económico no esté reñido con la protección de los recursos naturales.
La conversación sobre la mina es, al final, una conversación sobre el modelo de desarrollo que queremos como nación.